
¡Influyen y mucho! Dentro de las posibles acciones de transformación de nuestros centros educativos debemos de reflexionar sobre este aspecto. El espacio que primero nos viene a la cabeza es el aula, y sí, aquí es donde ocurren la mayor parte de las experiencias de aprendizaje, pero también debemos reflexionar sobre qué mensajes queremos enviar en los pasillos, zonas comunes o patios y jardines. ¿Son espacios también para la colaboración? ¿les pertenecen a los alumnos, por ejemplo mostrando los trabajos realizados? ¿los utilizamos para romper la rutina del aula, para realizar dinámicas al aire libre o para la co-docencia?
Desde la co-creación de los docentes y en función de los objetivos perseguidos debemos diseñar los espacios según criterios ambientales (luz natural, colores, materiales, etc), criterios tecnológicos (qué medios vamos a utilizar) y criterios pedagógicos (fomento de la colaboración, comunicación, trabajo autónomo, etc.)
Por ejemplo, si queremos un aula en la que los alumnos/as trabajen en equipo de forma autónoma y colaborativa (p.e. utilizando eduScrum® o ABP), entonces debemos adecuarla para ese fin, poniendo los pupitres agrupados, paneles que fomenten la transparencia del trabajo en curso y el que queda por realizar, y zonas en las que la interacción entre alumnos/as se dé de forma natural, como si estuvieran en sus casas o en el parque donde quedan a conversar. Y eso hacerlo incluso cuando la actividad o dinámica solo dure unas cuantas sesiones.
¡Los resultados son espectaculares!